UNA OPORTUNIDAD CON BENEFICIOS
Membresía de la OCDE y sus consecuencias positivas
A la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se la conoció “en 2009 como un organismo frío que ponía reglas”, cuando Uruguay fue incluido en una lista (primero negra y luego gris) de países que incumplían con los estándares tributarios globales. Pero pasaron los años y dado el acercamiento que el país ha tenido con el organismo, se plantea la posibilidad de iniciar el proceso para recibir una membresía de la OCDE, un hecho que “tendría consecuencias positivas” según un trabajo académico presentado recientemente.
“La intimidad con este centro de creación de pensamiento crítico y políticas públicas (la OCDE) puede traer beneficios concretos en materia de buenas prácticas, economía y mejora reputacional internacional. Las reformas imprescindibles en nuestro país, que no son normalmente populares para el pensamiento conservador, y que la propia OCDE identificó en su análisis multidimensional —educación, integración e infraestructura principalmente—, pueden llevarse a cabo con mayor eficacia dentro del marco de un proceso como el del ingreso a la OCDE, por presuponer éste una homologación y fiabilidad de la información, benchmarkings (proceso de toma de referencia de los mejores aspectos de otros para adaptarlos a la realidad propia) con países más desarrollados, y estar dotado de un grado de coerción o enforceability que ha dado sobradas muestras de ser efectivo, a través del sistema del peer review y peer pressure, o presión por los pares”, analiza el libro “Uruguay miembro de la OCDE: un camino al desarrollo” (ver aparte).
También concluye que “el proceso de ingreso a la OCDE puede traer consigo externalidades positivas en política interna para Uruguay, al fomentar la unión nacional en torno a un proyecto común, y al servir como legitimación técnico-política para que un gobierno sea capaz de emprender las reformas imprescindibles para hacer a nuestro país competitivo y moderno en el mundo de hoy”.
El análisis incluye una sección que analiza los efectos concretos y palpables que trajo en otros países tanto el proceso hacia la membrecía como su concreción. “Los países que han ingresado recientemente a la OCDE presentan datos en línea con una reducción continua de las barreras para el desarrollo. En varios casos, la reducción es mayor a la observada en el mismo lapso en países comparables que no iniciaron el proceso de ingreso a la OCDE. En materia de manejo macroeconómico, por otra parte, también se observan ganancias”, señala el libro.
Además, se realizó un trabajo de campo para conocer la opinión de la sociedad uruguaya sobre la OCDE, en el entendido que el camino hacia la membresía debe ser acompañado y respaldado por un consenso social. Se consultó a políticos, empresarios, sindicalistas y formadores de opinión.
La conclusión en este último punto fue que “no hay un rechazo explícito al ingreso de Uruguay a la OCDE” aunque existen matices entre los diferentes grupos: mientras los políticos y los formadores de opinión dan “relevancia” a la membrecía y “coinciden en riesgos y beneficios”, los empresarios y sindicalistas “están bastante más alejados del tema” y se muestran “más en alerta sobre los riesgos del proceso”.
Mesa redonda.
El libro fue presentado el miércoles pasado con una mesa de expertos que analizó su contenido y las ventajas de sumarse a la OCDE, de la que formaron parte el economista Gabriel Oddone de CPA Ferrere, el diplomático Agustín Espinosa (catedrático de Relaciones Internacionales e Integración en la ORT) y Christian Daude, un uruguayo que trabajó en la oficina de la Economista Jefe de OCDE y ahora es director de Investigaciones Socioeconómicas de CAF.
“Mi respuesta es sí a la OCDE”, dijo Oddone. “Me permite relacionarme con países que como soy chico no tengo tanto contacto comercial”, justificó. Contó que colegas de Chile —que ingresó en 2010— le decían “que no les trajo gran cosa, pero les dio capacidad de negociación para hacer reformas” con el argumento de que eran pedidas por el organismo.
Espinosa planteó que Uruguay viene realizando “un acercamiento progresivo y selectivo a la OCDE” que consideró “la estrategia correcta hasta lograr un consenso a nivel país”, lo que subrayó no se alcanza por decisión del Poder Ejecutivo sino incorporando a toda la sociedad al debate.
Mientras que Daude indicó que la membrecía de la OCDE “es como una ISO 9001, un certificado de políticas públicas de cierta calidad”. A su vez, aclaró que el organismo “jamás le exigirá a Uruguay hacer tal reforma educativa o invertir tanto en infraestructura”, y consideró que el país ya realizó buena parte de las transformaciones necesarias para alinearse a los estándares OCDE. “¿Es imposible? No. ¿Es difícil? Sí”, sentenció acerca de la posibilidad que Uruguay logre ser miembro.
Acercarse a Argentina y presentarse como bloque
“Uruguay perdió una oportunidad única en el pasado reciente” de empezar el proceso hacia la membresía de la OCDE, cuando “comenzó a acercarse a la organización por el proceso de adecuación tributaria”, sostiene el libro académico.
Actualmente, hay representantes del gobierno uruguayo en el Comité de Asuntos Fiscales y en el Centro de Desarrollo —grupos de trabjo técnico dentro de la OCDE—, pero nunca se formalizó la intención de ser miembro pleno pese a algunos comentarios en ese sentido que hizo hace unos meses el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. El libro señala que “los actuales candidatos postulantes latinoamericanos (Perú y Argentina) aventajan a Uruguay como significant player (jugador significativo) en el contexto internacional, algo esencial para la OCDE”. En ese escenario, plantea que “la forma política y diplomática más viable para Uruguay sería en este momento aproximarse al gobierno argentino y procurar establecer una estrategia conjunta y coordinada para aprovechar sinergias y presentarse como un bloque”. Como ejemplo a tomar menciona la coordinación entre Chile (que ya es miembro pleno de la OCDE) y Colombia (que está en proceso de serlo). Oddone apoyó esta estrategia pero pidió elaborar “un plan b por el riesgo” de cambios políticos en Argentina.
Tres puntos de vista sobre la OCDE.
Gabriel Oddone | socio de CPA Ferrere
“Mi respuesta es sí a la OCDE porque me permite relacionarme con un conjunto de países que como soy chico no tengo tanto contacto comercial. También para ser parte de un club que nos ayude a negociar en este nuevo mundo que parece cada vez más cerrado comercialmente”, expresó.
Carlos Loaiza | director del Posgrado de Tributación Internacional de la UM
“Lo conocimos como un organismo frío que ponía reglas. Uruguay debe saber convivir con una organización que acumula el 80% del PIB mundial y el 70% del comercio. En un momento de vulnerabilidad de los organismos internacionales hace gala de su independencia técnica”.
Christian Daude | director de Investigaciones Socioeconómicas de CAF
“Los beneficios de la membresía (de la OCDE) no son tan fáciles de palpar y explicar como el grado inversor. La OCDE es como una ISO 9001, un certificado de políticas públicas de cierta calidad, que tiene beneficios para los países aunque eso sea díficil de cuantificar”.
Rol de Pharos
La publicación “Uruguay miembro de la OCDE: un camino al desarrollo” fue impulsada por el centro de análisis Pharos de la Academia Nacional de Economía. El trabajo lo encabezó el director del Posgrado de Tributación Internacional de la Universidad de Montevideo, Carlos Loaiza, con la colaboración de Gabriel Rizzo e Ignacio Munyo.