TLC – DE VUELTA EN LA ESTACIÓN

Uruguay firmó con Chile el primer tratado de libre comercio de “última generación” de la historia del país, y espera capitalizar para el futuro la experiencia negociadora

 Doce años después de la firma del último tratado bilateral con México, el gobierno volvió a suscribir un acuerdo de libre comercio cuando, en la mañana de ayer, el canciller, Rodolfo Nin Novoa, y su par chileno, Heraldo Muñoz, le pusieron punto final a la tarea que los presidentes Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet les habían encomendado ocho meses atrás, durante el encuentro que los dos mandatarios tuvieron en Santiago.

En este caso, Uruguay y Chile consintieron un acuerdo en materia de servicios que complementa el Tratado de Libre Comercio (TLC) que los dos países habían firmado en 1996 en materia de bienes, en el marco de Aladi y a través del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) número 35.
Los dos ministros de Relaciones Exteriores destacaron la rapidez con la que se logró el acuerdo, la modernidad del tratado que se adapta a las últimas tendencias en materia global y los beneficios que el TLC brindará para las dos partes.

Para los técnicos de la cancillería uruguaya –y de los más de 10 ministerios que estuvieron involucrados en la tarea– el desafío fue doble. No solo tuvieron que volver a ejercitar el músculo negociador después de años de sedentarismo sino que además se vieron obligados a enfrentarse a temas en los que el país no contaba con ninguna experiencia previa.

En consecuencia, los más de 20 capítulos que forman parte del acuerdo constituyen un precedente invalorable para la cancillería que, al decir de Nin Novoa, está enfocada en la búsqueda de más acuerdos preferenciales con otras economías del planeta. “Este es el primer paso concreto que damos sin perjuicio de otra cantidad de acciones concomitantes para la búsqueda de acuerdos y mercados”, describió el ministro en alusión a la visión estratégica del gobierno.

El canciller uruguayo reconoció que Chile es el Estado que marcó el camino de la apertura en el continente y su ejemplo ilustra cómo se puede colocar producción nacional en el mundo entero.
Por su parte, Muñoz valoró que Uruguay y Chile están “haciendo historia” con un tratado que profundiza la integración en el sur “no solo con palabras sino también con hechos”.

De última generación

El ministro chileno celebró que los dos países hubieran sellado un acuerdo que va en línea con la última tendencia en materia global.

El tratado tiene un capítulo referido a materia laboral que, según Muñoz, protege a los trabajadores con los “estándares más altos”. En este sentido, Nin Novoa dijo que las normas laborales uruguayas no se verán afectadas. “Los trabajadores uruguayos no van a perder ningún derecho. El tratado establece con meridiana claridad que las normas laborales no pueden operar como un dumping social”, subrayó el jefe de la diplomacia uruguaya.

Otro de los capítulos importantes de este tratado refiere a la cuestión de género. Muñoz afirmó que el TLC de última generación innova en temas de género como ningún otro acuerdo lo hizo en el mundo. “Se busca enfatizar el papel de las mujeres en el crecimiento económico, en el comercio y las inversiones”, explicó el ministro chileno. El objetivo es poder estimular la participación creciente de mujeres en posiciones de liderazgo.

El pacto no logró alcanzar acuerdos en materia de propiedad intelectual por lo “diferente de las legislaciones” de ambos países, explicó Nin. Por eso los asuntos de marcas y patentes quedaron afuera. Sin embargo, el TLC propiciará un mayor intercambio en temas de software. Los emprendedores uruguayos podrán ingresar al mercado chileno a muy bajo costo, lo cual redundará en una mayor beneficio, aseguró el canciller uruguayo.

Otra de las cuestiones de vanguardia que contiene este acuerdo se refiere al cuidado del medioambiente de acuerdo a la agenda 2030 de la ONU. “Crecientemente los acuerdos más avanzados en libre comercio tiene una tendencia al desarrollo sustentable. El desarrollo del comercio, de las inversiones, de los servicios no puede tener impacto negativo en el desarrollo sustentable de los países”, explicó Muñoz.

FUENTE-> http://www.elobservador.com.uy/de-vuelta-la-estacion-n979798