EL NUEVO ORDEN TRIBUTARIO
Secreto bancario: un debate sobre derecho a intimidad
De cómo fue el “cumpleaños de la tía” al pago de tributos.
El nuevo cambio al secreto bancario generó un debate sobre el derecho a la intimidad entre legisladores de la oposición y autoridades del Banco Central y el Ministerio de Economía.
El proyecto de ley de transparencia fiscal prevé que las entidades financieras envíen a la Dirección General Impositiva (DGI) a fin del año próximo, los saldos de cuentas bancarias por encima de cierto monto y los promedios anuales. Las cuentas a nombre de personas jurídicas (empresas básicamente) con más de US$ 250.000 quedarán incluidas dentro del reporte así como las cuentas a nombre de personas físicas, que superen el US$ 1.000.000. Esto es parte de la nueva normativa del Foro Global de Transparencia Fiscal (de la OCDE) al que adhirieron 107 países. La información de no residentes, será intercambiada automáticamente con los fiscos de otros países.
El proyecto fue analizado el jueves en la comisión de Hacienda del Senado a la que concurrieron el subsecretario de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri y el presidente del Banco Central, Mario Bergara entre otros jerarcas.
Allí, legisladores de la oposición plantearon si esta norma afecta el derecho a la intimidad de las personas.
El senador del Partido Nacional (Todos) Luis Heber citó varios comentarios del tributarista Alberto Varela: “Seguimos dando información íntima y privada a la DGI (…) con la única finalidad de infundir en la gente el miedo al castigo por no pagar impuestos”. Heber añadió: “No hago míos estos comentarios, estoy esperando una respuesta de las autoridades sobre estos temas que me generan preocupación”.
El senador colorado José Amorín Batlle planteó que “las últimas veces que vinieron a hablarnos del intercambio de la información tributaria resulta que era, en fin, a través de un juez o en situaciones especiales, pero ahora es al barrer” y agregó: “Ahora es todo. ¡Dale que va! Todo lo que hay se debe mandar, haya o no sospecha”.
A su turno, Ferreri dijo que “es interesante ver —y este es un debate que se da en muchos lugares del mundo— que la gente entrega sin ningún problema muchísima más información a actores privados de la que otorga al Estado. Basta pensar con la información que suministramos a (la red social) Facebook o a (la plataforma online para realizar compras) Amazon, por la que saben qué consumimos, cómo consumimos, cuándo consumimos, etcétera, y ahí no hay un problema de privacidad”.
Agregó que “todo el mundo puede saber cuándo fue el cumpleaños de la tía y qué se comió allí, pero si la sociedad quiere financiarse de manera equitativa, mediante el pago de impuestos que corresponden a todo el mundo, eso está mal. Creo que había que hacer esta reflexión”.
En tanto, la abogada de la DGI, Natalia Acosta, señaló que “es muy importante tener en cuenta que la Constitución protege la no injerencia arbitraria a la privacidad de las personas. Acá no estamos frente a una injerencia arbitraria, sino ante un conocimiento que el legislador autoriza fundado en razones de interés general, en algún caso para el cumplimiento de obligaciones internacionales y en otro para combatir la evasión y elusión tributaria”.
Por su parte, Bergara señaló que “el equilibrio entre intimidad, privacidad e interés general es algo que se ha ido moviendo en todos estos años, sobre todo porque surge una creciente utilización del sistema financiero para todo este otro tipo de actividad vinculada al narcotráfico, trata de personas y tráfico de armas —es lo que interpretamos, como lo mencionamos al principio— y, de alguna manera, se manifiesta con mayor crudeza en los países desarrollados que, obviamente, impulsan este proceso porque están extremadamente interesados, porque descubrieron la necesidad de la transparencia en tanto tuvieron que volcar sumas enormes de dinero para el salvataje de los sistemas financieros”.
Agregó que “el escudriñamiento de la intimidad creo que tampoco es tan excesivo en lo que aquí se plantea. Los bancos tienen que escudriñar simplemente la residencia del depositante. No hay mucho más intimidad sobre la cual los bancos vayan a hurgar. Démosle tranquilidad a todos aquellos que tienen dudas sobre la intimidad en el terreno financiero”.