Dijo que la OCDE impuso la moralidad de la transparencia como algo bueno
El managing partner de Baker Tilly Uruguay, Gonzalo Hordeñana, considera que Uruguay está transitando hacia un “cambio de paradigma” en materia de transparencia tributaria que ya está provocando movimientos en los inversores extranjeros que visualizan a Uruguay como la Suiza de América. Dice que el modelo occidental que exige la OCDE lleva a un Estado que controla “todo” y atenta contra la libertad de los individuos. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que el ejecutivo mantuvo con El Observador.
¿Cómo evalúa la estrategia que está llevando adelante Uruguay, que apunta hacia una mayor transparencia fiscal siguiendo los estándares de la OCDE?
Este es un cambio importantísimo. Implica un cambio de paradigma. Para Uruguay que siempre ha funcionado como una suerte de plaza financiera offshore –llamale paraíso fiscal– para toda la región. Eso ha sido una fuente de importante actividad de no menos de 100 firmas de estudios contables, jurídicos, bancos, cambios, agentes de bolsa. Eso ha crecido de manera desproporcionada para el tamaño de Uruguay. ¿Por qué? Por ese marco que, por alguna razón, nos llamaban la Suiza de América, en el entendido de que en las décadas de 1960 a 1980 había movimiento financiero y de capitales. Ese sentimiento de libertad llevaba a que fuera enteramente libre la entrada y salida de capitales. No había ninguna restricción, sea en monedas, lingotes. Libertad absoluta. (Pero) el mundo cambió dramáticamente y desde mi punto de vista para peor. Salimos de una era de libertad a una era de control. La OCDE con esta fuerza que tiene, tiende a controlarlo todo y a imponernos cánones. Inclusive se impone una nueva moral, que es la moral de la transparencia por oposición al concepto de la opacidad. La transparencia es algo bueno, la opacidad es algo malo. En lo personal no estoy seguro que eso sea así. Yo no sé lo que tú estás pensando. El hecho de que se puede saber todo, y todo lo puedas controlar, a mi no me gusta. Viola el derecho a la intimidad de la gente. Los seres humanos somos opacos. Hoy tenemos información abierta de todo.
¿Le preocupa la mayor información que maneja la DGI?
No es que en la DGI sean los malos. La DGI es el órgano recaudador del Estado; hace lo que tiene que hacer. Simplemente es el modelo de país, de la filosofía que impera en una nueva sociedad. Lo que estamos viendo es la salida del paradigma de una sociedad con base en una democracia liberal con mucha libertad, y yendo a un Estado que todo lo controla. Que controla a sus ciudadanos, que quiere saberlo todo. Cuánta plata tenés, en qué la gastás. Eso es una pérdida de libertad, además de una violación de la intimidad. Ahora, a nadie le gusta que le anden preguntando con qué plata se compró ese auto. Eso nunca ocurrió antes en Uruguay hasta ahora. Es un cambio de modelo, que aparentemente es inevitables porque el mundo viene así. O por lo menos el mundo occidental. Esto no ocurre en Asia, y tampoco en EEUU. Esto viene a Uruguay por Europa y la presión de la OCDE. Pero no queda otra que aceptar las nuevas leyes, acatarlas y cumplirlas como hace Baker Tilly en todo el mundo. Para nosotros esto genera mucho trabajo. Estamos asesorando a muchos clientes, locales, extranjeros, sobre los cambios que se vienen y cómo acomodarse. El otro día gente del gobierno opinaba que ‘no es tan malo todo esto, porque esto pasa en todo el mundo y la gente ya no tiene dónde esconderse’. No sé si es tan así al quitarle los atractivos de venir acá (por Uruguay). Y tampoco es cuestión de que vengan a esconderse, sino con un criterio de intimidad. El otro día hablaba con amigos un tema que nos llevó a pensar: ¿Qué es lo que pasó en el mundo para que el término paraíso fiscal se convirtiera en algo malo? ¿Cómo un paraíso puede ser malo? No olvidemos que lo opuesto a un paraíso fiscal puede ser un infierno fiscal. ¿Alguien quiere vivir en un infierno fiscal? Esto no es un problema de los gobiernos, es un problema de una cultura que está llegando.
En un charla reciente que organizó la Facultad de Economía, la experta en derecho comercial Eva Holz cuestionó la legitimidad de la OCDE para dictar normas de regulación sobre Uruguay. ¿Comparte esa inquietud?
Sin dudas. La OCDE funciona dentro de los mismos parámetros que la Unión Europea. De alguna manera, todo este tema del brexit está vinculado, por tanto control y regulación de la Unión Europea. La OCDE tiene fuerza. A Uruguay lo han ido llevando a esto después de muchos años de presión con la amenaza de ponernos en listas negras. Si el país queda en esas listas, después pierde un montón de beneficios, no puede comerciar. Y bueno, en determinado momento, nuestro sistema político tomó la opción de acompañar y cumplir esos pedidos. En el fondo no es que haya una opinión de que esto es bueno o malo. Son concepciones sobre en qué tipo de sociedad uno puede vivir. Si querés vivir en un país en el que el Estado dé todo: buena educación, vivienda gratis. Bueno, el Estado para darte todo, tiene que matarte a impuestos y tiene que poder cobrar esos impuestos con un ente que recaude bien.
En esa charla, el subdirector de Rentas, Álvaro Romano, dijo que lo que está haciendo Uruguay se enmarca dentro de una estrategia de apertura de inserción internacional que definió el país. ¿Cómo se hace para integrarse sin adherirse a las nuevas reglas?
No sé si de mayor apertura. Lo que quiere es estar integrado al mundo occidental. Y para estar integrado tiene que cumplir estas normas. Si no te adherís a esos acuerdos de transparencia e intercambio, quedás fuera del sistema.
¿Qué análisis hace del último proyecto de ley de transparencia tributaria que el gobierno acaba de remitir al Parlamento? ¿Puede traer un impacto sobre el clima de negocios que tienen hoy las sociedades offshore?
Eso es difícil de opinar. Como los paraísos fiscales están mal vistos y se convirtió en mala palabra, las sociedades de países de baja o nula tributación están siendo castigados. Uruguay también tiene un sistema de impuestos muy parecido a esos países en cuanto a que no grava las rentas que se generan fuera del país. Eso ya generó una conmoción porque hay una gran cantidad de inversiones en el país muy concentradas en Punta del Este, aunque no sólo ahí, en cabezas de compañías de esas jurisdicciones (paraísos fiscales). Por ese tema ya estamos recibiendo consultas y se está evaluando qué pasos se van a dar. Eso va a generar mucho movimiento y trabajo para el estudio y todos los colegas. ¿Cuáles son las repercusiones? Esto está por verse porque es un fenómeno que no solo está ocurriendo en Uruguay. En un principio quizás la inversión se retraiga porque los inversores no van a tener los mismos beneficios que había normalmente. Después de pasado un tiempo equis, las cosas se irán acomodando. Pero es un cambio brusco en las reglas de juego.
¿Y sobre lo referido a la flexibilización del secreto bancario?
Eso no me gusta. Pero hay que admitir que tiene una lógica. Si vos le querés cobrar impuesto a la renta a todo el mundo, pero no podés acceder a ver lo que tiene cada uno en los bancos, no lo podés controlar. Siento que por la parte del secreto bancario, como de la confidencialidad, esta ley de transparencia fiscal lo que hace es obligar a todos los agentes a abrir información sobre los titulares de cualquier tipo de inversión. Cuando se aprueba la ley y se reglamente, veremos cómo se instrumenta. No sé si es bueno o malo. En lo personal, prefiero que se preserve más la intimidad.
La empresa
Baker Tilly International fue constituida en 1987 con sede principal en Londres. Es una de las ocho más importantes redes de firmas de contadores públicos y consultores gerenciales a nivel mundial, con 165 firmas y una nómina de más de 28 mil empleados directos en 693 oficinas de 141 países.