JUAN DUBRA: LEGITIMIDAD DEL ESTADO A LA HORA DE FIJAR IMPUESTOS

ECONOMÍA Y EMPRESAS ENTREVISTA
“La gente está dispuesta a poner impuestos altos si considera a ricos una clase parásita”

Por Andrés Oyhenard
Noviembre 30, 2017 
El economista uruguayo Juan Dubra realizó un estudio sobre la teoría positiva de los impuestos a los ingresos elevados

Acaba de ser distinguido por una de las sociedades internacionales de economistas más prestigiosa del mundo. En entrevista con El Observador el director del master en Economía y profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la Universidad de Montevideo (UM), Juan Dubra, dialogó sobre su último paper, en el que estudió la legitimidad de los Estados a la hora fijar impuestos. De su trabajo se desprende que la gente “está dispuesta a poner impuestos altos a los ricos, si consideran que son una clase “parásita” o “corrupta”, por más que esos altos tributos reduzcan el incentivo a invertir o innovar en el futuro. A continuación un resumen de la entrevista.

¿Qué lo llevó en su último paper a investigar las razones y la legitimidad que están detrás de los impuestos que aplica un Estado?

Esto es parte de una serie de preguntas sobre cómo influyen la legitimidad del Estado y de los empresarios en una serie de variables importantes. Las tres que analizamos son: 1) los deseos de la gente de poner impuestos altos en el “gran empresariado”; 2) la tolerancia de la opinión pública a encuentros entre empresarios y hacedores de política (inspirados por el revuelo que armó la foto del exministro de Economía Fernando Lorenzo con Juan Carlos López Mena) y cómo eso influye en la capacidad de desarrollar políticas adecuadas; 3) y la cantidad de regulación que desea la gente. La pregunta inicial en el proyecto fue: ¿Si los empresarios y gobierno no cuentan con la confianza de la gente, es posible hacer buenas políticas? Nuestra hipótesis era que con menos legitimidad caería el apoyo popular a encuentros entre empresarios y hacedores de política, que impediría el intercambio de favores, pero también podría ser perjudicial pues las políticas podían no resolver los problemas de la economía (por falta de información que poseen los empresarios). Cuando empezamos con ese proyecto también nos surgió la idea que quizá estas impresiones sobre empresarios y gobierno podían afectar los impuestos deseados (y lo hacen).

¿Influyó en su trabajo la teoría del último Nobel de Economía, Richard Thaler, sobre la incidencia de la psicología y lo que las personas consideran como justo?

Thaler es parte de un grupo de economistas que cuestionan los supuestos más tradicionales de la ciencia económica. Un blanco favorito de Thaler y los economistas del comportamiento es el supuesto que la gente sólo se preocupa por su bienestar material. Uno de los experimentos más comunes para demostrar que otras cosas importan es el juego del ultimátum. El economista a cargo del experimento le da (digamos) 10 dólares a un individuo (que llamaremos proponente) y le dice “tenés que proponer un reparto de este dinero con esta otra persona (receptor). Si él acepta, queda eso. Si rechaza, se llevan 0 los dos”.

La predicción de la economía es que el proponente debería ofrecerle al receptor (digamos) 5 centavos, y que el receptor debería aceptar (pues 5 centavos es mejor que nada). En los hechos, el que propone rara vez ofrece un reparto más desigual que 7-3, y si alguien recibe una oferta peor que eso, la rechaza. Este experimento se ha corrido en infinidad de lugares y contextos, incluyendo en la India donde en vez de 10 dólares le daban a la gente el equivalente de un sueldo mensual, y se obtuvieron resultados similares. Una teoría muy popular que explica este hallazgo es la de Fehr y Schmidt (A Theory of Fairness, Competition and Cooperation) que dice que la gente tiene aversión a distribuciones desiguales del ingreso, y que por eso se rechazan las ofertas muy “desbalanceadas”.

Sin embargo, en respuesta a esta teoría, unos economistas corrieron experimentos en los que las ofertas (de digamos 5-5 o 6-4 o lo que sea) las generaba una computadora que debía repartir el dinero entre dos individuos, y la única acción la debía tomar el receptor, aceptando o rechazando la oferta generada por la computadora. Si los rechazos en el juego original fueran dictados por aversión a la desigualdad, las mismas propuestas de (digamos 8-2 o 9-1) también deberían ser rechazadas cuando las propuestas las genera una computadora. Sin embargo, las propuestas desiguales son aceptadas en esta versión del juego. Una teoría que puede explicar tanto los rechazos en el juego original, como las aceptaciones en la segunda versión con la computadora, es que la gente está dispuesta a sacrificar algo de su bienestar para castigar a una persona que consideran que está haciendo algo malo.

¿Cuáles fueron los principales hallazgos de su trabajo?

En nuestro estudio de los impuestos incorporamos la teoría que describí sobre el final de la pregunta anterior: la gente está dispuesta a poner impuestos altos a los ricos, si consideran que son una clase “parásita” o “corrupta”, por más que impuestos altos reduzcan el incentivo a invertir o innovar. Esto es relevante pues una serie de estudios recientes mostró que los impuestos deseados a los ricos no cambian cuando cambia la percepción sobre la desigualdad en una sociedad (que era un candidato sólido para explicar variaciones en los impuestos deseados).

En Uruguay tiende a existir una imagen “negativa” sobre el empresariado en general. ¿Qué razones cree que están detrás de esta percepción?

Es cierto que en Uruguay la gente no tiene una buena imagen de los empresarios. Por ejemplo (estos datos me los pasó mi coautor, Alejandro Lagomarsino), si ordenamos los países según el porcentaje de individuos que desconfía totalmente de las grandes empresas (en un ranking llamado World Values Survey, Uruguay está en el puesto 15 (entre 60). El ranking es liderado (mayor desconfianza) por Haití. Si hacemos lo mismo con bancos, Uruguay está en el puesto 24 (entre 60 países). No he estudiado esta pregunta en particular, así que te voy a contestar solo con una opinión. Es posible que como Uruguay tiene una larga historia de protección arancelaria, y a menudo la protección respondía a lobby empresarial, la gente tiene arraigada la idea de que los empresarios más exitosos se hacen ricos por su acceso a normativas favorables dictadas por el gobierno (y no por sus habilidades empresariales).

Los países de la OCDE han liderado en los últimos años un fuerte avance en pos de acceder a mayor información y definir políticas que acoten los riesgos de evasión. ¿Qué considera que legitíma esa orientación?

Me parece bárbaro que se acote la evasión. Si se votan ciertos impuestos, se tienen que pagar. De todas maneras, tengo entendido (y no soy un experto en este tema) que la gente que critica el avance de Uruguay en esa dirección se queja porque nos pusimos más realistas que el rey, y que estamos exigiendo más cosas que lo que se pedía, o más que lo que hacen la mayoría de los países de la OCDE.

Fellows, distinción para elegidos

Dubra fue recientemente elegido como fellow en The Econometric Society, una de las sociedades internacionales de economistas más prestigiosa del mundo. Los fellows representan la autoridad máxima de esta institución. El Consejo de la Econometric Society puede consultarles sobre temas significativos. Actualmente, existen unos 650 fellows en todo el mundo. Hasta este año, solo había 10 en América Latina. Dubra es el único uruguayo trabajando en el país que integra esta categoría. Igal Hendel, de nacionalidad uruguaya, también aparece como fellow, aunque con mérito asociado a su trabajo y residencia en Estados Unidos. Todos los premios nobel de economía integran es selecto club, así como algunos de los profesores de la universidades más reconocidas. Pueden ser nominados como fellows personas que hayan publicado investigaciones originales en el área de la economía o del análisis estadístico, matemático o contable.


FUENTE -> https://www.elobservador.com.uy/la-gente-esta-dispuesta-poner-impuestos-altos-si-considera-ricos-una-clase-parasita-n1146977