AMÉRICA LATINA
Cómo hizo Panamá para reponerse del escándalo mundial de los Papers
A pesar de los Panamá Papers, el país continuó creciendo a sus tasas habituales. El desafío de explicar cómo funcionan las leyes fiscales en este tipo de naciones
Panamá se constituyó en el principal centro financiero de América Central y uno de los más importantes de América Latina (iStock)
Panamá se constituyó en el principal centro financiero de América Central y uno de los más importantes de América Latina (iStock)
El 3 de abril de 2016, el mundo no sabía que ese día conocería un entramado internacional de paraísos fiscales, empresas offshore y cuentas de presidentes, jefes de Estado y empresarios poco transparentes. A la investigación periodística —encabezada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación— se la bautizó Panamá Papers.
Durante semanas, miles de medios del mundo dedicaron interminables notas a explicar quiénes eran los protagonistas de una telaraña financiera difícil de desenredar. El nombre de Mossack-Fonseca se hizo famoso y varios mandatarios debieron dar explicaciones ante la opinión pública.
Sin embargo, además de los jefes de Estado, empresarios y presidentes que sintieron la lupa periodística, Panamá —como país— quedó presa de una imagen de descontrol financiero y corporativo. Hoy, casi un año después, intenta reponerse de esa fama.
Además de ser famosa por su canal y por Roberto “Mano de Piedra” Durán, Panamá, por su privilegiada ubicación, siempre fue un foco de interés comercial y, en toda su vida como nación, se mostró abierta a las transacciones. Su canal constituyó el “puente” entre dos océanos, pero también un pasaje de productos controlados que dejó millones de dólares de beneficios no sólo a ese país de América Central, sino a otros tantos de la región que usaban ese viaducto para llegar a Asia.
Pocos saben que Panamá, por ejemplo, no posee Banco Central y que constitucionalmente prohíbe el curso forzoso de moneda, lo cual permite que las transacciones se realicen en la divisa que se desee. Sin embargo, por costumbre y por una mayor presencia norteamericana —administraron el canal desde su inauguración en 1914 hasta su cesión en 1999—, el dólar es la moneda más utilizada.
Otros indicadores de la economía de Panamá hablan por sí. Los mercados de capital son libres, no hay intervención gubernamental, ni restricciones a las transacciones bancarias, o flujos financieros, ni a las tasas de interés. La inflación no es un problema: constituye el 1,5 por ciento anual. La clave para esto —a diferencia de muchos países latinoamericanos— es que en la nación no hay exceso de oferta monetaria y el Gobierno no puede monetizar su déficit.
A pesar del shock que representó Panamá Papers, el producto bruto interno se ubicó en el 6 por ciento durante 2016 y se espera un crecimiento de la economía similar para el año en curso. La inversión directa extranjera es la más alta de la región y una de las más importantes de América Latina. Con investment grade desde hace años, Panamá se convirtió en un centro atractivo para las inversiones internacionales por la estabilidad y confianza que genera.
“Como consecuencia de todas estas políticas, los panameños y todos los ciudadanos extranjeros que habitan este suelo, atraídos muchos por la facilidad para hacer negocios y el ambiente cosmopolita, se benefician con acceso al crédito de forma fácil y oportuna”, señala un informe realizado por la empresa Goethals Consulting.
En otro tramo del análisis al que tuvo acceso Infobae, la consultora indica que para los ciudadanos panameños obtener hipotecas a 30 años o más, comprar automóviles con plazo de siete años o conseguir una tarjeta de crédito “son cuestiones tan sencillas que no es común que se converse sobre alquileres de viviendas”. “Lo que en otros países (latinos en especial) se demora meses en perfeccionarse, en Panamá toma días”, explican desde Goethals Consulting.
Sobre la polémica sobre las offshore que salieron a la luz a patir de los Panamá Papers, desde la consultora panameña explican en su informe: “Lo que los panameños ganan fuera de Panamá no le interesa al fisco panameño. Esta cuestión es inentendible para otros países, pero es justamente por el otro error en que caen quienes juzgan el sistema panameño sin conocerlo: que Panamá produce sociedades offshore”, señala.
“Las estructuras societarias que sí se usan en Panamá se gravan en Panamá; pero si no se utiliza en el territorio, Panamá no interviene, excepto para cobrarles la tasa anual societaria. El carácter on – off lo determina quien las usa”, explican.
El próximo 15, 16 y 17 de febrero se desarrollarán unas jornadas en las cuales se intentará arrojar más luz sobre este tipo de países que son vistos como “paraísos fiscales” por muchos analistas y naciones. Esos días, en Panamá, se realizará el Widening the Pathways to Open Societies. Casi 30 expositores de todas partes del planeta pronunciarán sus mensajes respecto a la nueva tendencia de transparencia fiscal.