LAS MUJERES Y LA DESIGUALDAD LABORAL
En general ocupan las áreas “soft” según un estudio inédito en Uruguay.
En general las mujeres acceden a gerencias en RRHH o comunicación.
La participación de las mujeres en los directorios y cargos gerenciales de las principales empresas de Uruguay es del 10%, mientras que la presencia se reduce al 4% en las directivas de las cámaras empresariales.
Los datos surgen del trabajo “Desigualdades de género en la cúpula de las grandes empresas: Uruguay en perspectiva comparada”, que analizó la participación femenina en las 50 principales compañías del país.
“Hay segregación de género en la cúpula de las grandes empresas”, fue la principal conclusión que arrojó el trabajo hecho por Miguel Serna y Marcia Barbero, que fue presentado en la VI Jornadas Académicas de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.
Barbero fue quien presentó el estudio y explicó que para definir las principales compañías utilizaron datos oficiales sobre ingresos y cantidad de empleados, que luego mezclaron para quedarse con las 50 principales. Además, consultaron con especialistas y agregaron algunas firmas que dichos números habían dejado fuera pero debían ser incluidas entre las más relevantes.
Para acceder a la integración de las gerencias de esas compañías realizaron entrevistas personales y para conocer a los miembros de los directorios debieron recurrir a los balances presentados ante la Auditoría Interna de la Nación.
Al relevar los puestos gerenciales, se observó que el 90% son ocupados por hombres y el 10% por mujeres. Aparte de esta desigualdad, el estudio indicó que los cargos más importantes dentro del organigrama de las empresas son para los representantes del género masculino, dejando para las mujeres las “gerencias soft” como recursos humanos o comunicación, o las gerencias de división o subgerencias.
En base a esto, Barbero afirmó que “la segregación (hacia las mujeres) también se expresa en la medida que miramos hacia dentro de la pirámide de las propias empresas”.
En cuanto a la presencia en los directorios de las compañías, se repite la proporción de 90% a 10% a favor de los hombres sobre las mujeres. Además, del total de 25 mujeres que integraban los directorios revelados por la investigación había cuatro de nacionalidad extranjera.
A su vez, muy pocas figuran en el rol de presidenta de la firma, sino que son destinadas a cargos de menor jerarquía como vocales o secretarias. Aparte muchas aparecen de forma testimonial debido al reparto de cargos directivos en empresas familiares, como un caso mencionado por Barbero en que el directorio de una firma estaba integrado por dos mujeres: la esposa de uno de los directores y la hermana del otro.
Según datos brindados a El País meses atrás por parte del director nacional de Empleo, Eduardo Pereyra, hay unas 13.500 mujeres en cargos ejecutivos, legislativos y directivos en Uruguay (1,8% del total de ocupadas).
La tendencia a la segregación femenina se profundiza al analizar las directivas de las principales gremiales empresariales, ya que “muy pocas mujeres” han ocupado la titularidad de alguna y en su mayoría aparecen como tesoreras o secretarías.
Como ejemplo de esto, Barbero mencionó que en los últimos 15 años no hubo mujeres que integraran la directiva de la Asociación Rural (ARU). Una diferencia notoria con la Federación Rural, donde en ese periodo pasaron nueve representantes femeninas.
Testimonios.
Al entrevistar a las mujeres que ocupan cargos gerenciales en este selecto grupo de empresas y analizar sus trayectorias de vida, los investigadores se encontraron que la mayoría provienen de familias de clase alta.
Esta característica rompe con una de las expresiones utilizadas por aquellos que niegan el problema de la desigualdad de género y dicen “si ella pudo llegar todos pueden”. Barbero indicó que esa simplificación “esconde los privilegios en el punto de partida”.
Fueron bastantes las mujeres que ocupando cargos gerenciales reconocieron que existe una segregación hacia su género. Algunas lo adjudicaron directamente al “machismo” dominante en la sociedad, otras mencionaron temas de tiempo, en especial vinculado a la atención de los hijos.
Sobre esto último, Barbero señaló que muchas mujeres hablaron sobre “la dificultad de optimizar el rol de madre con su trayectoria educativa y laboral”. En la mayoría de los casos reconocieron que debieron derivar el cuidado de sus hijos hacia otra persona.
El director de Empleo había analizado tiempo atrás que “si bien en términos históricos hemos avanzando en la participación de mujeres en el mercado de trabajo y en el acceso a ese tipo de cargos (de jerarquía), seguimos notando que hay notables diferencias (de género)”.
Las gerencias de bancos rompen con la tendencia.
De los 11 bancos que operan en Uruguay hay cuatro que tienen a mujeres encargadas de la gerencia general: Vivianne Caumont en el Citi, Mariela Espino en el Banco República (BROU), Virginia Suárez en el HSBC y Graciela Reybaud en el Heritage. Pese a ser un cargo político, se podría sumar a la lista la presidenta del Banco Hipotecario (BHU), Ana Salveraglio. El suplemento El Empresario de El País dio cuenta en su última edición de este particular fenómeno en el sector bancario, donde Uruguay alcanza cifras de participación femenina en cargos gerenciales similar a los países desarrollados. De acuerdo a cifras del Foro Económico Mundial, analizando los 20 principales mercados financieros solo el 2% de los CEO bancarios son del género femenino. “Hay estudios que muestran que cuanto más alta es la participación femenina en las compañías americanas que cotizan en Bolsa, más alto es el crecimiento del valor de su capitalización”, subrayó Caumont del Citi.
Al nivel de los peores registros de Europa.
Según datos publicados en mayo por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), en Europa un 23% de los cargos en las juntas directivas de las principales empresas son ocupados por mujeres. La cantidad creció enormemente en los últimos años, dado que era 11% en 2007, impulsada por la incorporación de cuotas de género obligatorias en varios países (Noruega fue el pionero y luego se sumaron Islandia, Francia, España y Alemania).
Trasladando los datos del estudio a las cifras recabadas por el WEF en Europa, vemos que la participación del 10% de mujeres en los directorios de las principales empresas de Uruguay dejaría al país entre los peores registros del viejo continente.
Grecia, República Checa y Turquía tienen igual participación que Uruguay, mientras que solo Estonia (8%) y Malta (5%) presentan cifras menores. Las naciones europeas con mayor participación de mujeres en los directorios empresariales son Islandia (44%), Noruega (39%), Francia (36%), Suecia (33%) y Letonia (30%).
El artículo del WEF detalló que la política de Europa de imponer cuotas para la llegada de mujeres a cargos de alta responsabilidad busca generar un nuevo mapa social y que esos cambios se propaguen en la economía.
El director nacional de Empleo, Eduardo Pereyra, había dicho a El País que la imposición de cuotas de género en las empresas “no es un tema que esté ni haya estado en la mesa de discusión” en Uruguay. Pero aseguró que conoce las experiencias internacionales en la materia y entiende que “es una idea que no hay que descartar”. Según datos de la consultora de empleo Manpower, en Uruguay las mujeres representan más del 50% de la fuerza laboral pero en puestos de alta gerencia son menos del 25% del total.